Edición: BP||Directorio Modelo: Eli Luna || Fotografía: @CarolJAngel
Redacción: Irene Jimenez Garcia
-Bueno cariño, llegó el momento. ¿Estás preparado?
-¡No!
-¿Por qué? ¿Qué te pasa?
-Estoy muy nervioso. Mira mi mano: estoy temblando con un flan.
-No pasa nada, cielo. Mi familia no te va a comer.
-¿Y si no les caigo bien?
-¡Que sí! No te preocupes, aunque mis padres son de otra generación y tienen otra mentalidad, les vas a gustar. Ellos lo que quieren es que yo esté con alguien que me trate bien. Y yo les he hablado maravillas de ti.
-No lo sé, Lucía. No sé yo si la cena de Nochebuena es el mejor momento para presentar a tu novio en familia.
-¡Claro que sí! ¡Es ideal! Como todos se ponen un poco piripis y están más contentos de lo normal, ya verás como te adoran.
-Qué nervios tengo en el cuerpo… Espero que les gusten mis regalos.
-¿Ves? ¡Si vas a entrar por la puerta grande! Mi padre es coleccionista de coches de Scalextric desde que era un niño. Que encontrases el modelo de su primer coche en versión de carreras lo va a dejar sin palabras.
-¿Estás segura de que no lo tiene?
-Qué va, lo llevaba buscando años. ¡Lo vas a dejar sin palabras!
-¿Y el de tu madre? ¿No es muy soso? Lo veo muy impersonal.
-¿Impersonal? ¡Si es su perfume! Lleva años usándolo, es un acierto seguro.
-Ay Lucía, ¿y si me preguntan de política? Que en todas las reuniones familiares sale el tema…
-No te agobies. Recuerda que el voto es secreto, y si no quieres no tienes por qué decirle a nadie de qué partido eres.
-Y la religión también me da pánico… que yo sé que tu abuela es muy católica, apostólica y romana.
-¿Y tu vas a llegar a decirle que está equivocada y que su Dios no existe? No, ¿verdad? Pues ya está. Yo lo que hago cuando rezan y bendicen la mesa antes de comer es guardar silencio, con la cabeza gacha en señal de respeto. Pero nadie te va a preguntar si crees en algo o no. No te agobies.
-¿Lo llevamos todo?
-Coge el ramo de flores para mi abuela.
-¿Y los regalos de tus hermanos?
-Están ya listos, envueltos y con sus etiquetas para cada uno. Verás qué bien te vas a llevar con ellos.
-Si, ellos han viajado por el mundo, así que tendremos temas de conversación… podemos hablar sobre los países en los que hemos estado.
-¿Ves? No va a ser tan terrible. En el fondo no son tan antiguos como suele ser la gente de pueblo. Ya están curados de espanto. ¡Peor fue cuando se divorció la mayor de mis tías después de 24 años casada! Si mi abuela no la ha desheredado a ella, ¡menos a mi, que soy su nieta preferida!
-Pero es diferente… ¿los has mentalizado aunque sea? Es que lo tuyo no es normal, podías haberles dicho algo, al menos.
-A ver, ellos saben que eres mi novio, que vivimos juntos, que me quieres mucho, que nos vamos a casar, y que estoy muy feliz contigo. Están deseando conocerte. Y esta noche, ya que estamos todos, es el momento perfecto.
-Claro, para ti es muy fácil.
-Me muero de ganas de ver la cara que se le queda a mi cuñado, que siempre está haciendo comentarios ofensivos y se cree muy gracioso.
-Dios, qué noche me espera.
-Venga mi vida, ponte bien la pajarita. Vamos. Llamo al timbre.
-Me sudan las manos de los nervios.
-Que no pasa nada, relájate.
-¡Lucía! ¡Hola mi niña pequeña! ¡Qué ganas de que vinieses, tus hermanos llevan toda la tarde ilusionados! Pasa, pasa. ¡Feliz Navidad!
-¡Hola papá! ¡Me alegro de veros! ¡Qué frío hace en la calle! Te presento a Wilson, mi prometido. Está un poco nervioso por conoceros.
-Coño… ¡Mari! ¡La niña ha traído a un negro!
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