Edición, redacción y fotografía: Psicóloga Carolina Guzmán Sánchez
Redacción: Carolina Guzmán @CarolJAngel
No hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos -Séneca
Se escucha frecuentemente la solidaridad comienza por casa y no es fácil entender o comprender este refrán social cuando vivimos dentro de nuestras propias casas la carencia del valor de un verdadero hogar. En nuestros hogares modernos, encontramos padre o madre ausente, o padres que se pelean todo el tiempo porque el dinero no les alcanza para pagar todos los impuestos que cada gobierno impone por “solidaridad social para los menos desfavorecidos” y entonces como hijos de ese hogar desfigurado, comenzamos a vivir el desamparo y la cruel indiferencia.
Deja de buscar una razón para vivir, solo encuentra sentidos para morir.
Sin embargo, sinónimos de la solidaridad esa que tanto habla de unión, hermandad y apoyo, encontramos que la asistencia social comienza a pedirse como una obligación carcelable y no como una voluntad de libertades puestas al servicio de sí mismo y de los otros. Ya el filósofo y sociólogo francés Émile Durkheim definió la solidaridad como el aspecto social de entrega a los otros pensando en ellos como semejantes, no tomando en cuenta en esa semejanza el nivel sociocultural o económico, por el contrario, viendo al semejante como un humano básico pensante, un ser humano que duerme, tiene hambre, frio, que necesita de un abrazo, una sonrisa, una palabra de alivio y de reconocimiento. Pero esto parece más la definición de un mundo mágico de hadas en donde los humanos son una raza avivada de esperanzas y despojadas de apegos materiales. En una sociedad limpia de egoísmos, equilibrada, transitoria, de la cual se pudiese dar respuesta a ese acompañamiento en el crecimiento y desarrollo del otro, probablemente no la llamaríamos sociedad sino comunidad abierta.
Una comunidad abierta carece de fronteras. Justamente lo que la sociedad como categoría y concepto ha creado son parámetros de igualdad y desigualdad, desde allí entonces, hablar de solidaridad dentro de la sociedad es referirse a cánones místicos, a discursos persuasivos que ostentan unos cuantos para someter a los otros que aún no han logrado un amplio desarrollo cognitivo.
Deja de buscar una razón para vivir, solo encuentra sentidos para morir.
Tipos de solidaridad
Es así que en la sociedad cuando se habla de solidaridad se diferencia por el tipo de país en el que se vive: primer mundo vs tercer mundo. Para el primer mundo se habla de una solidaridad orgánica, en donde cada individuo se especializa en algo útil y le permite al grupo mantener una cohesión porque se acude al especialista de cada cosa y nadie pisotea a nadie. Para los tercermundistas se habla de solidaridad mecánica, donde desde el comienzo sin diferenciación de edad, raza o género, se colocan a todos los individuos a competir para al final encontrar al que sobrevive o se hace más fuerte y domina el resto.
Ejemplo de solidaridad
Desde la geografía de Colombia se está construyendo una comunidad abierta y esto se ha destacado por el excelente acompañamiento a los procesos grupales que se han ido visibilizando en los últimos años. Una muestra de este efecto, ha sido la contribución afectiva y emocional por la reciente perdida de los hermanos brasileros.
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