Edición Diseño y Fotografía: Carolina Guzmán Sánchez || @CarolJAngel
Redacción: Alejandro Ochoa @Alejandro_ocve
Muchos hombres no saben que es sentir a cuatro mujeres con su ciclo regularizado y sincronizado, y además, esperar que el de él se regule también.
Hace uno días mi esposa enfermó de su vesícula, tuvo que ser operada de urgencia y debido a esto, nos mudamos un mes a donde su mamá. En esta casa viven mi suegra, mis dos cuñadas y ahora nosotros entramos a ser parte de la familia durante este tiempo.
Pasados dos días de la cirugía, mi masculinidad brotaba a flor de piel, cada poro era una salida de testosterona pura al saber que me había convertido en el macho alfa de la familia, pero este fue el primer error de una serie de errores. El primero: pensar que era el macho de la casa.
El término Matriarcado no lo había experimentado nunca.
En mi familia el machismo se convirtió en el estandarte y no me considero machista, pero sí vengo de una formación diferente.
En este caso la líder política de la familia de mi esposa es su mamá. En la casa se hace lo que ella diga y sin duda alguna es una líder que yo admiro inmensamente, pero se ha preguntado usted ¿qué pasa cuando las hormonas de cuatro mujeres se alinean como una fase lunar? ¿Cuatro planetas todos diferentes quedan en la misma ubicación? Se le ha pasado por la cabeza usted sr. Lector, ¿que en vez de botar testosterona empieza a sacar todos los estrógenos que no conocía?
Pues bien, después de ese segundo día en el que mi masculinidad y la falta de pelo querían sobresalir entre los demás, mi acostumbrado estado, comenzó a pacificarse de una manera desconocida. Ver novelas se convirtió en mi pasatiempo de la noche, el escuchar cómo funcionaba la organización de esta, mi nueva familia me daba un panorama nuevo frente a lo qué es una partícula social controlada por mujeres, en fin, prácticamente sentía que mi pelo cada vez crecía más y mi necesidad de escuchar, hablar o empatizar se hacían más fuertes y presentes.
2 semanas
Me levanté en la mañana con la emoción de vivir un fin de semana, tenía planeado descansar y también meditar en lo que había pasado durante las primeras dos semanas de esta nueva vida de comunidad. Me acerque a la cocina, sonriente, lleno de energía, hasta que me di cuenta que todas estaban con un genio diferente, el temperamento que las caracteriza se había alborotado. Yo no me había dado cuenta que había llegado Andrés (el que viene cada mes) o al menos, aun estaba yo lejos de saber que estaba por venir o vendría. Mi empatía aun no había cruzado las fronteras de la testosterona.
Si, el famoso demonio que a muchas mujeres molesta se había manifestado en el hogar, yo no entendía por qué tenían una cara disgustada, adolorida, maluqueada. Como la mayoría de los hombres, me di cuenta de último, que la susceptibilidad estaba en libertad. Y no iría tan lejos cuando de pronto, dentro de mí, como una orden con voz femenina me decía “es hora de hacer tecito y aromática de manzanilla con caléndula para todas, además, calentar algunas compresas con agua tibia para poner encima de sus vientres y así bajar el sofoco infernal de la sensación de los primeros tres días” Cuál sharonestela me puse una pañoleta en la frente, remangué mi pijama y deje mi meditación existencia-femenina para el siguiente fin de semana en solidaridad con mi nueva comunidad fraternalista.
Catarsis Hormonal
La Quimiotaxia, ese proceso químico generado por feromonas, el cual hace que las hormonas lleguen a sus niveles más basales, había abordado mi vida desbordándola hacía fronteras altamente lejanas y desconocidas.
El sábado anterior estaba con mi esposa entregando unos pedidos de mi otro trabajo y cuando iba devuelta para mi casa en un taxi, empecé a contarle que en la noche anterior había visto a un señor llorando en la calle por que se le había caído al piso una caja con arroz con leche que estaba vendiendo, al explicarle toda la experiencia de ver ese momento, en mi rostro empezaron a deslizarse una cadena de lágrimas, me conmovió tanto, que me di cuenta de que mis niveles de macho –testosterona líquida al 100%- habían caído hasta el piso y mis estrogenos se habían multiplicado al 200%, fue mi experiencia más cercana a lo que sienten todas las mujeres cada mes, es más hasta calores me dieron.
Aprendizaje
Con esta gran experiencia de dos largas semanas, me acerqué lo que más pude a eso de “Ser de sexo femenino o Ser Mujer” algo que muchos de “Sexo masculino o Ser Hombre” no comprenden, sea por no vivirlo en carne propia, sea por miedo a caer en estrogenización o, sea por aparentar que su feminidad interna es algo vergonzoso que debe ser ocultado, sepultado, anulado a la maximización de su posibilidad. Por eso señores, yo estoy para hablarles sin pelos en la lengua y con total encaro de lo que he elegido llamar el nuevo renacimiento de la Masculinidad Consciente.
Señores de casa, amos del corazón de las damas, compréndalas, mójense las manos y preparen infusión de canela. Escúchenlas, cuiden de esos cólicos, hagan masajitos de bajo vientre y acérquense a decirles lo lindas que se ven cuando de consentidas se trata. No les digan más “la ventiochuda” y por supuesto, tengan cuidado porque cuando menos se den cuenta, así sea el macho más macho de todos, musculoso, alto y con barba, se lo digo yo que con barriga, barba y a punto de ser la cabeza más brillante de la familia, le pasó. También les pasará a ustedes.
Atentamente: Un Macho que en su casa se hace, lo que su esposa diga.
Posdata: Aún no necesito Tampones…
Mujer, haz una pausa en tu camino y ¡déjate pensar! @Mujer_Pazcana;revistapazcana@gmail.com; #MujerPazcana #VidaConCalidad #MujeresValientes #MujerReal #MujeresReales @RedMBxElMundo #RedMBxElMundo