¡Nunca te voy a olvidar, pero prometo no volver a olvidarme a mí misma!

Edición: Psicóloga Carolina Guzmán Sánchez ||Encuentrame en Doctoralia 
Modelo: Eli Luna || Fotografía: Carolina Guzmán «Alias»Carol J Angel

 

Dice la gente que me he olvidado de ti, que ya no te lloro, que ya no te menciono, que no visito tu tumba, que hago mi vida como si tú no hubieras existido.

Francamente les digo que sí.  Sí quise olvidarte, quise arrancar de mi corazón tu ausencia, el dolor que me producía verme sola. Quise olvidar tu cuerpo inerte en ese ataúd pero más venían a mi mente los rezos que te acompañaron esa noche. Los escuchaba tan fuerte en el silencio de la habitación que por años compartimos, tan intenso y tantas noches, que sentí volverme loca.

Encerrada por semanas en la penumbra de nuestra habitación te lloré día y noche, comía sin degustar, sonreía por compromiso, mentía al decir que estaba bien para no preocupar a mi familia.

Esa familia que estuvo a mi lado pese a todo dejando a un lado los rencores de antaño.

Esa gente que dice que te he olvidado no imagina el dolor de volver a los lugares que tú y yo recorrimos tantas veces, y sentir ese vacío en el alma mientras los recuerdos cual metralla llegan de golpe uno tras otro haciéndote desear desaparecer.

Esa gente no imagina la cantidad de veces que marqué al teléfono de la casa de tu madre solo para escuchar tu voz en el contestador, no imagina que guardé tu fotografía por meses en mi estuche de maquillaje con el que muchas veces intenté ocultar la tristeza de mi rostro. No, no pueden alcanzar a imaginar mi dolor, pues si lo hicieran no se llenarían la boca de infamias.

Sí, quise olvidarte, quise morir para no sentir y en mi afán por cubrir tu ausencia cometí errores en los que terminé lastimándome y lastimando a otras personas  sin la intención de hacerlo. Algunas veces los nombre a ellos como te nombraba a ti, quise sentir en el calor de otros brazos, lo que sentía contigo pero al final del día me sentía más sola, más culpable, más infeliz.

Decidí entonces, cerrar mi corazón a esos amores sin sentido, a ocuparme más en el trabajo y en los estudios, para volver solo lo necesario a esa habitación que tanto me duele.

Si, quise olvidarte y trabajaba 16 horas diarias, estudiaba 4 y lo que sobraba era para dormir y asearme.  Como era de esperarse mi salud colapso y empecé a presentar cuadros de agotamiento e intensa epistaxis*.

Nada importaba más que cumplir con mis obligaciones de pago y mi carrera profesional.

Estuve días sin dormir en los que desee no recordarte, pero terminaba escribiéndote como en este momento, con el corazón estrujado, con los ojos conteniendo el llanto, con ese sufrir que no entiende nadie, con ese mar de emociones contenidas en este cuerpo decadente, en aquella mirada vacía, en aquella sonrisa incipiente.

Y así la gente dice que te he olvidado, como si quisieran verme sufrir eternamente, como si no comprendieran que ¡tengo derecho a vivir, a disfrutar intensamente la vida!

Quise olvidarte. Sí. Olvidar que tu ausencia me dolía sin embargo entendí que en todos mis intentos más te recordaba, más sufría, más lloraba. Pero no solo yo sufría, también lo hacía mi madre al ver cómo su hija se dejaba morir y esto me hizo reaccionar, así como el afecto de mi familia y amigos, el amor de Dios al enviarme ángeles maravillosos con los que pude ver el arcoiris después de la tormenta.

Llegó el día en el que aprendí a vivir con tu recuerdo, dándome mis tiempos, empezando de cero, disfrutando mis sentidos.

¡Nunca te voy a olvidar, pero prometo no volver a olvidarme a mí misma!

Hoy, no siempre pues a veces la vida te golpea con fuerza,  vuelvo a sentir unas inmensas ganas de vivir, tengo nuevos proyectos, otros sueños, otros anhelos. Sé que “la gente” dirá mil cosas ahora que sonrío feliz, ahora que mi mirar tiene nuevamente esa chispa bonita. Hablará pero no los callaré, pues mientras ellos hablen yo seguiré viviendo.

Por Felix Monserrat Medrano López

*epistaxis: toda hemorragia con origen en las fosas nasales. El nombre tiene su origen en el griego y significa «fluir gota a gota»

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