Edición: Psicóloga Carolina Guzmán Sánchez ||Encuentrame en Doctoralia
Modelo: Eli Luna || Fotografía: Carolina Guzmán «Alias»Carol J Angel
Yo los ideales me los como con patatas.
¿Por qué una chica joven, de poco más de 20 años debe tener una talla 38 o esconderse entre ponchos, faldas largas y blusas holgueras que disimulen las curvas?
El cuerpo humano es perfecto tal y como es. La mujer nace como un ser maravilloso, completo, capaz de engendrar vida, de desarrollar musculatura, de alterar su forma natural por voluntad propia con tatuajes.
Y también acumulamos grasa que se muestra en forma de chichas, moyas, michelines, lorzas.
Hay chicas que tienen los tobillos gruesos, los muslos gordos, caderas anchas, un flotador en la cintura, brazos flácidos y pechos con estrías. Son chicas perfectas, completas, con sus dos brazos, sus piernas, sus tetas, su cara, sus manos, sus pies.
Mujeres enteras y bien formadas que no necesitan nada para ser mejores, para estar más guapas.
Los cánones de belleza han ido evolucionando a lo largo de la historia. No hace tanto, una chica flaca, sin carne en sus huesos, sin lorzas rollizas era una chica pobre, sin recursos, que pasaba hambre y por tanto no merecía la pena. En la prehistoria, las mujeres eran seleccionadas por la amplitud de sus caderas por su mejor capacidad para ser madres: las mujeres de culo ancho dilatan mejor y pueden parir más fácilmente, con menos riesgos para el bebé y la madre. Las maravillosas Gracias de Rubens muestran un prototipo glorioso en su esplendor, fofo, de piel blanca que cuelga, de mujeres que comen bien porque pueden permitirse buenos manjares y viandas, y que no hacen trabajo al aire libre porque no son campesinas con la piel tostada por el sol y el cuerpo fibrado de cargar peso y trabajar en el campo y llevando la casa.
¿Qué ha pasado? ¿En qué momento deja de ser atractivo un cuerpo real? ¿Por qué lo natural nos parece feo?
Vivimos en una sociedad que promueve el modelo cultural de que para estar guapa hay que pasar hambre, ser un esqueleto y entrar en una talla 38. Ser sexy es que se marquen las clavículas, las costillas, los huesos de las caderas, que rodear las muñecas con una sola mano. ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Por qué nos excita lo enfermizo? ¡Esas chicas de los anuncios no están sanas!
Producimos comida como para abastecer a todo el planeta y tiramos una gran parte porque no queremos ser gordas. Ser gorda es feo. ¿Es mejor ser delgada y esclava de las calorías? ¿O enfermar por la falta de minerales, proteínas y carbohidratos?
Toda mujer que se mire al espejo y se guste, es guapa. Toda mujer capaz de subir dos pisos de escalones corriendo porque se ha dejado el fuego de la cocina encendido, llevando la bolsa de la compra en un brazo y un bebé en la otra, es una mujer sana, fuerte, en forma, saludable.
Nuestro cuerpo necesita un aporte de nutrientes equilibrado. Nos pide carbohidratos para tener energía, vitaminas para estar sanos, minerales para alimentar los órganos, proteínas para reforzar los músculos. Limitarle alguna de las fuentes de las que se alimenta supone un riesgo directo para nuestra salud y bienestar.
Somos personas y mientras seamos funcionales somo perfectas con cada una de nuestras imperfecciones. La publicidad crea ideales inalcanzables para la mayoría de las personas. Si eres de constitución gruesa, ¿por qué vas a torturarte toda tu vida intentando entrar en un vestido que igual no es el que más te favorece?
Defiende tus curvas, mujer. Haz de ellas tu mejor arma. Busca ropa que las potencie, que explote lo mejor que tienes, que son esas gloriosas caderas que te permitirán engendrar hijos con mayor facilidad, y esos magníficos pechos que hacen enloquecer a cualquier persona en su sano juicio.
La anorexia no es sexy. La bulimia no es atractiva. Es piel amarilla, uñas frágiles, pelo quebradizo, y salud delicada propensa a enfermar. Vivir permanentemente a dieta solamente consigue que te pierdas uno de los mayores placeres de esta vida, que es el comer, el degustar platos de sabores diferentes. Solamente tenemos una vida, ¿la vas a pasar contando calorías? ¿escondiendo tu cuerpo bajo ropas anchas en verano? ¿nadando en el mar con una camiseta por vergüenza de mostrarte tal y como eres?
Quiérete a ti misma, ponte un bikini que te guste, una falda alegre, un top ceñido, y cómete el mundo con una sonrisa.
Por Irene Jímenez Garcia
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