Edición: Psicóloga Carolina Guzmán Sánchez ||Encuentrame en Doctoralia
Modelo: Eli Luna ||Fotografía: Carolina Guzmán «Alias»Carol J Angel
Este año empezó siendo prometedor, con grandes retos profesionales y muchos sueños pero la vida tenía otros planes para mi, rompió ese equilibrio y esa comodidad, me obligó a replantear esos retos y sueños porque tenía cosas más grandes guardadas para mi. La vida me sacudió con todas sus fuerzas y me enseñó a empezar de nuevo.
Los que me conocen saben que lloro por todo, y les sorprenderá tanto como a mi, que cuando supe que mis papitos estaban en graves problemas, no salió ni una lágrima, sentí romperse mi corazón y de inmediato, en compañía de mis hermanas y papás empezamos a tomar decisiones. No tengo idea si obramos bien o no, pero seguimos nuestra intuición, analizamos lo que nos parecía correcto y luego si hicimos nuestra mejor apuesta: pusimos toda la situación en manos de un excelente profesional con quien mi hermana trabajó de la mano, a pesar de no ser su especialidad, se asesoró e investigó todo lo que pudo para acompañar todo el proceso. Siempre he creído que fue una posición muy dura para ella «la sociedad» esperaba que ella se pusiera al frente de la situación, pero es como pedirle a un pediatra que se ponga al frente del problema cardíaco de su padre solo porque es doctor.
Hoy el balance no es mejor que cuando empezó todo esto, tal vez no comparto muchas de las decisiones que se han tomado, pero estoy ahí, escuchando y siguiendo cada instrucción que me dictan mi mente y mi corazón. Tuve que enfrentarme a la «sociedad» que siempre hubiera hecho las cosas de manera distinta, pero entendí que no hay forma de hacer las cosas de la manera correcta ante esa «sociedad» así que he hecho las cosas a mi manera y a mi ritmo y esto me ha dado tranquilidad.
Es en medio de estas situaciones difíciles que realmente sabemos con quien contamos, y la vida fue tan hermosa que arrancó de mi vida a aquellas personas que no iban a estar en esta situación, ni en situaciones similares. Me sentí sola, nuevamente mi corazón se rompió, muchos sueños compartidos se vinieron al piso, me sentí complemente desorientada y sin rumbo. Pero descubrí que nunca he estado sola, me encontré conmigo misma, con mis ideas, con mis creencias, con mis sueños más profundos y lo mejor, ¡encontré paz! y a través de esa paz, encontré felicidad. Me sentí extraña porque aprendí a ser feliz a pesar de que «la sociedad» pensara que debía estar llorando y sufriendo, pero realmente mi corazón encontró tranquilidad y paz, y entendí que eso era suficiente para ser feliz.
Luego empecé a ver como esa felicidad que venía del fondo de mi ser, atraía seres maravillosos y descubrí que nunca había estado sola, reconocí en mi vida un ángel peludito, también ángeles en la oficina, en viejos amigos, en otros países. Parecía que siempre habían estado ahí, pero yo había estado aferrada a las cosas equivocadas y por eso nunca los vi.
En general, siento que este año ha sido hermoso, ya que me permitió tener dos grandes aprendizajes:
- el primero es: que lo mas importante en la vida es encontrar la tranquilidad y la paz, que solo se pueden encontrar con el corazón y la conciencia tranquilos.
- el segundo gran aprendizaje es: que después de trabajar tan duro por encontrar la paz y la tranquilidad, vale la pena luchar así sea contra viento y marea para conservarla.
Pero lo mejor de todo, es que aprendí a ser feliz bailando bajo la lluvia ya que si me quedo esperando a que deje de llover para ser feliz, nunca lo voy a ser.
Por MagaAlquimia
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