Edición: Psicóloga Carolina Guzmán Sánchez ||Encuentrame en Doctoralia
Modelo: Eli Luna ||Fotografía: Carolina Guzmán «Alias»Carol J Angel
«Mujer, si le muestras al mundo lo que ‘tienes,’ el mundo te va a apoyar» No es cierto, cuando le muestras al mundo lo que tienes crees tener cierto poder de influencia sobre otros y una por ingenuidad, cree en ello -esto residuo de leer, escuchar y ver tantas historietas a cuento de hadas- por lo general con los que enredas te dicen que te van a apoyar y te alientan para que hagas las cosas activamente (tal como la bruja vestida de amiga) te llaman para motivarte, parecen estar muy comprometidos con tus logros, se hacen tan presentes, (hasta llegue a creer que tenía un GPS instalado en mi espalda) y una vez que has creado algo y algo verdaderamente bueno, se ofrecen y te dicen: déjame a mí que yo te ayudo a sacar esto adelante, tengo unos contactazos que darían lo que fuera por apoyarte, bla, bla, bla. Y no volví a saber más de este «supuesto colaborador» se llevo mi idea, mi proyecto, mi conocimiento y mi confianza. Esto me pasó cuando comenzaba en el mundo profesional como emprendedora.
Gracias a Mi abue, que la quiero mucho pero definitivamente no alcanzó a conocer de la voracidad del mundo de hoy, de este siglo 21 tan superpoblado y de tantas políticas con ideas de recursos no renovables vs los renovables -así que robar talentos hoy es algo permitido, se llama «innovación»- me decía mucho esto de chica: «Mujer, si le muestras al mundo lo que ‘tienes,’ el mundo te va a apoyar.» Yo era por decirlo así, la luz de sus ojos, la nieta talentosa de la familia -eramos sólo 5 nietos- y tal vez, eran otros tiempos. En esos tiempos en donde las princesitas si existían, habían príncipes y además, algo así como ‘principios.’ Cada uno tenía lo suyo, era respetado, valorado y considerado como algo único y maravilloso. En cierta medida, se hablaba en esos tiempos de admiración y de modelos a seguir -no a robarle el talento al otro y dañarle su autoestima y confianza como se hace hoy día.
Quiero entender lo que pasa hoy con toda esta cultura del ‘úselo y tírelo’ como lo decía Eduardo Galeano, y aún cuando me esfuerzo, no logro entenderlo. Crecí leyendo cuentos de hadas. Estas últimas semanas, se escuchan tantas promesas de mejorar la calidad de vida, de ayudar a la gente para que salga de la pobreza, discursos seudosamigables como «todos para uno y uno para todos» y por un rato largo, vuelvo a dejarme convencer, pues es la misma letra de los cuentos de hadas con final feliz: y vivieron felices para siempre.
Sueño con una nueva versión de cuento de hadas, y que comience más o menos así: Había una vez, en el país del «siempre me pasa por tonta» una mujer que comenzó a construir su confianza desde lo que ella intuía y no desde lo que otros deseaban para ella, esa mujer se fue al desierto por casi 20 años y experimento el tener total conocimiento de ella misma, de su feminidad, de su inteligencia y de su valor como ser humano, cuando regreso a su pueblo empezó a tejer una gran red solidaria con otras mujeres que aún no sabían como se lograba construir el poder de lo femenino como poder constructivo, creativo y enriquecedor y así fue dejando una semilla en cada mujer que la escuchaba…
Mujer, haz una pausa en tu camino y déjate pensar! @Mujer_Pazcana revistapazcana@gmail.com