MARIETA QUIERE SEXO, PERO NO CONTIGO

Edición: Psicóloga Carolina Guzmán Sánchez ||Encuentrame en Doctoralia 
Modelo: Eli Luna || Fotografía: Carolina Guzmán «Alias»Carol J Angel

 

Acabo de cumplir los 45 doctora, y me siento como cuando tenía 20. ¡Tantos años de mi vida que he desperdiciado sin conocer el verdadero placer! Porque, claro, mi esposo, que en paz descanse, llegaba cansado de faenar y nunca se molestó en hurgar, en tocarme, en darme ese calor, ese cariño especial que yo no había conocido. Y no era mal hombre, no crea usted. Pero solamente trabajaba, llegaba a casa, me hacía hijos, ponía el dinero para que hubiese comida en la mesa y no gastaba demasiado en el bar. Los hay peores, no me tocó de los malos.

 A los 17 que me casé, tan joven, tan inocente, sin tener ni idea de la vida, y 26 años que he pasado sin saber de nada. Y ahora, aquí, casi ya en la mitad de mi vida, ¡descubro el clítoris!

¡El clítoris, nada menos! A veces si lo digo muy rápido se me traba la lengua al pronunciarlo. Pero es que hasta anteayer, como quien dice, yo no había escuchado esa palabra nunca. ¿El clitoqué? ¡Cuánto tiempo perdido! Pues estaba yo en la peluquería arreglándome el tinte. Y estaba por allí una señora más mayor que yo, debía tener al menos 50, muy dicharachera ella, que decía que había descubierto un libro en casa de su hija. Era como de anatomía, pensó ella, y se puso a mirar las ilustraciones. Decía que salía con todos los detalles el… aparato… la cosa que tenemos las mujeres… usted ya me entiende, no me haga decir la palabra. Total, que comentaba la señora que había sido un descubrimiento, pero yo, que soy prudente, no quise decir nada allí en la peluquería que ya se sabe cómo es la gente y luego todo se cuenta por ahí.

Ese día comí, como todos los días, con mi hija la pequeña, que es la única que me queda ya conmigo. El varón y las otras chicas ya viven sus vidas en sus casas. 

Mi chica me salió espabilada, no como yo, que a su edad… ¡ay qué tonta era! Ella usa el ordenador para hacer sus cosas en internet, y tiene un teléfono móvil que cada día suena de una forma diferente y hace fotos y de todo. Y mientras comíamos le dije “Chica, ¿tu puedes buscar en el internet eso del clítoris, qué es?”. Su cara era un poema.

Se quedó así con la boca muy abierta, luego se puso roja, y después se echó a reír. Me decía que de dónde había sacado yo eso. 

Ella que es muy lista me dijo que me iba a poner unos vídeos y unos dibujos y unas fotos y yo no sé qué más allí en la pantalla de su ordenador. Y sí que me lo puso. Allí que pasamos toda la tarde viendo en el internet ese vídeos y dibujos de todo. ¡Pero ninguna marranada! ¡Ni hablar! Todo muy clarito, muy científico, muy bien contado, explicando lo que es cada parte de todo lo que hay ahí abajo que tenemos las mujeres.

Y allí vi yo lo que era eso del clítoris, que me ha cambiado la vida. ¡Esto sí que es disfrutar, ahora! Ay que ver, 45 años sin saber que yo tenía ahí ese botoncito que lo tocas así un poquito solamente y ya te hace unas cosquillas… Y que te das más y te sube un gustirrinín por la barriga, y te baja un calor por el cuerpo, que eso no lo había sentido yo nunca en mi vida de otra manera.

Pues eso, que allí en los vídeos que me hay en el internet decían que el clítoris era como un garbancito así chiquito y escondido que tenemos las mujeres guardado. Y que solamente sirve para dar placer, que está ahí para que las mujeres gocemos, ¡toma ya!

Por la noche, como la niña había salido a la calle con sus amigas, yo me dije “yo voy a ver si tengo yo clítoris de ese”. Me puse así a buscarme, yo tranquila en el cuarto, con mi puerta cerrada, que eso son cosas para estar así bien. ¡Y vaya que si lo tengo! ¡Y vaya que si me lo encontré!

 ¡45 años que he estado sin saber lo que era eso! ¡45 años de mi vida sin haber yo sentido eso en mis propias carnes!

Anda que si volviese yo a ser joven de nuevo, iba a ser tan tonta y tan sumisa como yo era. Me hubiese venido un hombre con tonterías y le habría dicho “vete por ahí, que no te quiero para nada”, y me toco el clítoris yo tan rica sin tener que escuchar roncar a ninguno ahí a mi lado.

Ahora me paso el día pensando en que llegue la noche, para que la niña se vaya al cuarto a dormir, y quedarme yo ya sola y tranquila en el mío, y ponerme a buscarme el clítoris. Luego duermo como una reina, más a gusto que todo. Ni frío siquiera que siento, con ese ardor que me recorre el cuerpo. Pero es que resulta que el clítoris este, ¡lo tienen todas las mujeres!

 ¿Se imagina cuántas aún que ni lo saben, y que se lo están perdiendo como yo antes?

Por Irene Jímenez Garcia

Irene Jimenez

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Mujer, haz una pausa en tu camino y déjate pensar! @Mujer_Pazcana 
revistapazcana@gmail.com; #MujerPazcana #VidaConCalidad #Pazcanar

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